domingo, 10 de febrero de 2008

El sobrepeso comienza en el cerebro

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El sobrepeso comienza en el cerebro
Adelgazar no es cuestión de dietas, sino de contar con las hormonas necesarias en el cerebro, dice un experto. El secreto está en la información que envían las células para señalizar que no es necesario comer más. ¿Cuándo comemos porque tenemos apetito y cuándo por el placer de comer? Este interrogante ocupa a un equipo de investigadores de la Universidad de Colonia que experimenta acerca del rol de las hormonas en los casos en que mirar la balanza aterra.
Saciedad que no llega
El sobrepeso extremo y la adiposidad tienen su origen en el cerebro, según el investigador y ganador del Premio Leibniz de Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Niños en un restaurante de comida rápida. 2007, profesor Jens Claus Brüning. El científico, que investiga en el Instituto de Genética de la Universidad de Colonia, explicó a la agencia dpa que “en el 95 por ciento de las personas con sobrepeso, el cerebro no recibe la señal de que hay suficiente energía y que, por lo tanto, ya no es necesario ingerir alimentos”.
En experimentos con ratones manipulados genéticamente el equipo de investigación ha podido comprobar que aquellos animales que no poseían un tipo específico de neuronas aumentaban de peso en forma excesiva.
Al profesor Brüning se le otorgó el Premio Leibniz, con 2,5 millones el mejor dotado de Alemania, por sus descubrimientos acerca del papel que juegan las neuronas responsables de regular el apetito y, por tanto, el peso. A propósito, Brüning aclara que “las células liberan leptina, una hormona que viaja a través del torrente sanguíneo hasta el cerebro, donde plantea el dilema biológico sobre consumir energía o no hacerlo”.
Hormonas: transmisores sutiles y eficaces El papel de las hormonas en el organismo humano es importantísimo. Se trata de sustancias químicas altamente eficaces, que Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Moléculas de insulina, una de lashormonas reguladoras del apetito. tienen efectos decisivos para la salud humana. A través de las hormonas, las células transportan información para actuar de una u otra manera, aumentando, disminuyendo o variando el ritmo de su actividad.
A su vez, el hipotálamo, órgano regulador de las hormonas ubicado en la base del cerebro, posee sensores que miden el nivel de hormonas en la sangre, y reacciona enviando órdenes de frenar o acelerar la actividad en los diferentes órganos. El mecanismo hormonal es sutil y sumamente preciso, e influye en el sueño, el apetito, el estado de ánimo y el goce sexual, entre otros.
En pruebas con ratas de laboratorio se pudo constatar que sólo unas pocas células de los billones que pueblan el hipotálamo cuentan con un receptor para la leptina (de leptos, en griego: delgado). Sólo las células portadoras de tal receptor son capaces de reaccionar a las señales que envía el cerebro diciendo que no es necesario ingerir más comida.
Las investigaciones en este terreno se tornan cada vez más importantes. En Alemania, cerca de un 20 por ciento de la población sufre de sobrepeso desmedido. “Tenemos que averiguar qué es lo que no funciona en las células que no responden a la leptina”, dice Brüning. Es muy posible que se trate de una resistencia hacia dicha hormona, creen los expertos. herballife
El problema del sobrepeso y el apetito desmedido es complejo y, además de los posibles desequilibrios hormonales a nivel molecular, está también relacionado con otros factores o estímulos externos. El aspecto del placer obtenido al comer, así como los estados de ánimo, tienen un peso que aún no está del todo claro para los investigadores, y que también merece un serio análisis.




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El sobrepeso y la obesidad, una tortura

El sobrepeso y la obesidad, una tortura
Verse al espejo o vestirse, es una tortura para algunos, pues tienen que enfrentarse al causante de sus males: el sobrepeso y la obesidad.
Guadalupe Muñoz García, paciente con obesidad, dijo: “era un trauma, porque nada me quedaba, tenía que ir a las tiendas de ropa de personas muy especiales, a las tallas X X X. De hecho cuando me cambiaba, me cambiaba con el cuarto obscuro. Me ponía a llorar, yo misma me despreciaba, me veía al espejo y me decía que si no me daba asco, pero aún así yo seguía comiendo, comiendo, comiendo”.
La comida es el mal remedio que usan para olvidar sus necesidades, temores, frustraciones y tristezas. Viven un dilema que los somete a estar en constante sufrimiento.
“Tal vez el mayor problema psicológico sea la ambigüedad, no querer estar obeso, pero comer demasiado como para estarlo”, expresó Alberto Zúñiga, jefe de Nutriología, del Instituto Nacional de Nutrición (INN).
Y esto los orilla a vivir en soledad.
Javier Muñoz, médico internista, manifestó: “ellos mismos se aíslan desde el punto de vista social, porque le temen al rechazo, temen a la burla, temen a la discriminación”.
La sociedad les cierra las puertas en el ámbito laboral y afectivo.
“La discriminación está en el mundo desde que el ser humano está en el mundo”, señaló Jean-Philibert Mobwa Mobwa, de Medidas Administrativas del CONAPRED.
“Discriminan por el físico, lo gordo, lo flaco o el color de la piel a veces o porque uno viene de otro estado”, indicó Fernando Rancel, testimonio.
“Los prejuicios tienen tres momentos que culminan en discriminación. El primer momento hablar mal de las personas, el segundo momento tomar distancia frente a esas personas y el tercer momento, discriminar”, explicó Jean-Philibert Mobwa Mobwa.
“Tenemos la idea equivocada de que las personas que tienen sobrepeso son flojas, que comen todo el tiempo y que carecen de una disciplina”, apuntó Javier Muñoz.
“No podemos partir de la apariencia física de una persona gorda, para decir que no va a servir para nada, no me va a dar resultados. Aquí lo más importante es ver cómo les insertamos, cómo los integramos a la sociedad en las actividades diarias”, destacó Jean-Philibert Mobwa Mobwa.
Hacer un poco de ejercicio o trasladarse a cualquier lugar se vuelve un reto a veces imposible.
“No podía caminar una cuadra, porque se me iba la respiración, no podía subir escaleras, las rodillas se me empezaron a dañar”, declaró Guadalupe Muñoz García.
El transporte público les resulta pequeño. Utilizarlo es incómodo y penoso. Y es que, el mundo no está diseñado conforme a sus características y necesidades.
“Siempre yo ocupaba más de un lugar, ocupaba lugar y medio, a veces por eso no me sentaba”, resaltó Guadalupe Muñoz.
La obesidad desencadena todo tipo de enfermedades: gastrointestinales, cardiovasculares y respiratorias, entre otras. Se trata de una amenaza de proporción epidémica a nivel mundial.
En México 44 millones de personas son obesas, lo que nos coloca en el segundo sitio del mundo después de Estados Unidos.
Los malos hábitos alimentarios, el estrés, el fracaso en la pérdida de peso durante algún tratamiento y la influencia publicitaria son factores importantes en el desarrollo de la obesidad.


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